¿Nos hace inmorales el no creer en dioses?

Con el título de Un dios que llegue hasta a los ateos, se publicó una columna el día de ayer en Siglo XXI, cuyo mensaje nos confirma por qué es tan importante que existan espacios que promuevan el Humanismo Secular, cómo el que estamos abriendo a partir del día de hoy.  Sobre todo en un país en el que cerca del 90% de la población es creyente en alguna denominación cristiana.

El señor Felipe Valenzuela está bajo la impresión de que en Guatemala los que roban, matan, violan, secuestran y extorsionan somos los ateos, que por no compartir una creencia en seres sobrenaturales, somos inmorales.  Más de dos mil años de filosofía moral secular que comienzan con los antiguos griegos, en la tradición occidental, deberían de ser suficientes para demostrar lo risible que resulta la cantaleta de “si no creés en Dios, ¿cómo distinguís el bien del mal?”.  A muchas personas, incluso a varios creyentes, les es obvio lo absurdo de esa pregunta.  Sin embargo, he podido notar que a la gran mayoría de los guatemaltecos, incluso los que por su posición de formadores de opinión como el Sr. Valenzuela, deberían de ser más cautelosos con lo que escriben, creen no sólo que la pregunta es coherente, sino que la conclusión de que el ateísmo es sinónimo de miopía moral es totalmente cierta.  Esta conexión entre dioses y moralidad siempre ha sido universalmente aceptada, e incluso para muchos resulta casi silogística.

El gran filósofo Sócrates, quien siempre se cuestionó todo, sospechó que tal creencia era cualquier cosa excepto obvia.  Se sentó y reflexionó sobre cuál era el rol preciso de los dioses en la moralidad, y sus discusiones fueron capturadas por Platón en su maravilloso diálogo, Eutifrón.  Según nos cuenta Platón, Sócrates es llevado ante la corte para enfrentar el cargo de “corromper a la juventud de Atenas”.  De hecho, la gran ofensa de Sócrates no fue más que avergonzar a una que otra persona “importante” por el simple hecho de cuestionar las convenciones de la época.  Mientras Sócrates va caminando hacia los tribunales, se le une un sacerdote llamado Eutifrón, quien va también rumbo a los tribunales para enjuiciar a su padre. Uno de los esclavos de la familia había degollado a otro esclavo y el padre de Eutifrón decide atarlo de pies y manos y tirarlo a una fosa mientras decide como lidiar con él.  A él se le olvida, y el esclavo muere de hambre y de frío.  Sócrates está asombrado por las firmes convicciones morales de Eutifrón, quien no tiene ningún problema con enjuiciar a su propio padre y así comienza el diálogo (el cual actualizaré del politeísmo de la época al monoteísmo de las religiones abrahámicas).

A la aparentemente simple pregunta de Sócrates: “¿Qué es lo bueno?”, Eutifrón, muy seguro, contesta con la típica respuesta religiosa: lo bueno es lo que Dios dice que es bueno.  Sócrates, habiendo notado una grave ambigüedad, insiste un poco más.  Muy hábilmente, pone al descubierto el problema con la respuesta religiosa sugiriendo la siguiente pregunta: ¿es algo bueno porque Dios dice que es bueno, o Dios dice que algo es bueno porque ya es bueno?

Nada tonto, Eutifrón inmediatamente reconoce que la primera opción es insostenible, y se echa para atrás. Si lo que hace que algo sea bueno consiste simplemente en que Dios diga que es bueno, entonces cualquier cosa que Dios diga que es buena, independientemente de cuan horrible sea desde el punto de vista de la humanidad, es inmediatamente buena por decreto divino. De hecho, las escrituras de las religiones, aceptadas por sus fieles como “la palabra de Dios”, están plagadas de este tipo de aberraciones morales, automáticamente convertidas en buenas por decreto divino.  A pesar de lo que creen billones de cristianos, la Biblia no se salva de esto.  En Levítico 25:44-46, por ejemplo, se nos dice que la esclavitud de un ser humano es algo aceptable:

44 »Los esclavos y las esclavas que tengas serán de las gentes que están a vuestro alrededor; de ellos podréis comprar esclavos y esclavas.

45 También podréis comprar esclavos de entre los hijos y familiares de los forasteros que han nacido en vuestra tierra y viven en medio de vosotros, los cuales podrán ser de vuestra propiedad.

46 Los podréis dejar en herencia a vuestros hijos después de vosotros, como posesión hereditaria. Para siempre os serviréis de ellos, pero sobre vuestros hermanos, los hijos de Israel, no os enseñorearéis; nadie tratará a su hermano con dureza.

En Proverbios 13:24, 20:30, y 23:13-14, considerado por muchos fieles cómo uno de los libros más sabios de la Biblia, se nos dan consejos sobre cómo educar a los hijos: a golpes.  Y no en un sentido figurativo, literalmente nos exhorta a azotarlos con una vara, pues Jehová considera que esa es la mejor forma de hacer aprender a un ser humano.  Este no es el único consejo que la Biblia le da a los padres, en Éxodo 21:15, Levítico 20:9, Marcos 7:9-13, y Mateo 15:4-7, nos aconseja que si alguno de nuestros hijos se atreve a levantarnos la voz o a reprocharnos algo, hay que matarlo.  Incluso, en Deuteronomio 21:18-21 se nos dice explícitamente cómo debe de ser llevado a cabo:

18 »Si alguien tiene un hijo contumaz y rebelde, que no obedece a la voz de su padre ni a la voz de su madre, y que ni aun castigándolo los obedece,

19 su padre y su madre lo tomarán y lo llevarán ante los ancianos de su ciudad, a la puerta del lugar donde viva,

20 y dirán a los ancianos de la ciudad: “Este hijo nuestro es contumaz y rebelde, no obedece a nuestra voz; es glotón y borracho”.

21 Entonces todos los hombres de su ciudad lo apedrearán, y morirá. Así extirparás el mal de en medio de ti, y cuando todo Israel lo sepa, temerá.

Según otros pasajes, debemos de matar a pedradas a las personas que cometan adulterio, que trabajen en el Sabbath, que tengan relaciones sexuales antes de casarse, que adoren imágenes, que practiquen “brujería”, o que se sientan atraídas hacia personas de su mismo sexo, entre otros crímenes imaginarios.  El tener una religión diferente a la de Jehová, es un pecado mortal, según Deuteronomio 13:6-15.

6 »Si te incita tu hermano, el hijo de tu madre, o tu hijo, tu hija, tu mujer o tu amigo íntimo, diciéndote en secreto: “Vayamos y sirvamos a dioses ajenos”, que ni tú ni tus padres conocisteis,

7 –los dioses de los pueblos que están en vuestros alrededores, cerca de ti o lejos de ti, desde un extremo de la tierra hasta el otro extremo de ella–,

8 no consentirás con él ni le prestarás oído, tu ojo no lo compadecerá, no le tendrás misericordia ni lo encubrirás,

9 sino que lo matarás; tu mano se alzará primero sobre él para matarlo, y después la mano de todo el pueblo.

10 Lo apedrearás hasta que muera, por cuanto procuró apartarte de Jehová, tu Dios, que te sacó de tierra de Egipto, de la casa de servidumbre,

11 para que todo Israel lo sepa y tema, y no vuelva a hacer en medio de ti cosa semejante a esta.

12 »Si oyes decir que en alguna de las ciudades que Jehová, tu Dios, te da para vivir en ellas,

13 han salido de entre los tuyos hombres impíos que han instigado a los habitantes de su ciudad, diciendo: “Vayamos y sirvamos a dioses ajenos”, que vosotros no conocisteis,

14 tú investigarás, buscarás y preguntarás con diligencia. Si resulta ser cierto que en medio de ti se ha cometido tal abominación,

15 irremisiblemente herirás a filo de espada a los habitantes de aquella ciudad, destruyéndola con todo lo que haya en ella, y también matarás sus ganados a filo de espada.

Estoy seguro de que nadie realmente cree que cualquiera de los anteriores pasajes son aceptables, pero he sido testigo muchas veces de cómo los cristianos entran inmediatamente a justificarlos e incluso a defenderlos cuando se les enseñan los pasajes anteriores, no por convicción personal sino porque “si lo dice la Biblia tiene que ser bueno.”.  Anteponen sus creencias al bienestar de la humanidad.  La respuesta, inequívocamente es: “Ah, pero es que eso fue en el Antiguo Testamento, esa era la época de la Ley, ahora estamos en la época de la Gracia, Jesús vino al mundo para quitar esas leyes.”.  O incluso, otras más escalofriantes, cómo “Y cómo ya no se practican esas leyes severas es que estamos cómo estamos.”.  Creo que estos cristianos, que toman a Jesús cómo un modelo de todo lo que es bueno y sacrosanto, desconocen lo que dijo Jesús con respecto a la Ley del Antiguo Testamento o lo que dijo sobre lo que venía a traer al mundo.  Tampoco han leído lo que dice Lucas 14:26 sobre la familia:

“Si alguno viene a mí y no aborrece a su padre, madre, mujer, hijos, hermanos, hermanas y hasta su propia vida, no puede ser mi discípulo.

Una vez, el ganador del Premio Nóbel en Física Steven Weinberg dijo: “La religión es un insulto para la dignidad humana. Con o sin ella, habría gente buena haciendo cosas buenas, y gente malvada haciendo cosas malas, pero para que la gente buena haga cosas malas hace falta religión.”.  Esto no quiere decir que las personas religiosas sean malas, pero sí que muchas veces sus convicciones religiosas les hacen causar mucho daño o justificar atrocidades bajo la firme convicción de que se está actuando correctamente.  Un ejemplo reciente es el curioso caso que surgió a partir del escándalo en el que se vio metida la Iglesia Católica cuando salió a la luz que el actual papa encubrió a sacerdotes pederastas.  He escuchado conversaciones entre católicos en las que en lugar de denunciar al actual líder de su iglesia, resulta que son víctimas de una conspiración secular para avergonzar a los católicos.  Incluso me han hecho llegar correos no-solicitados en los que copian un texto de un tal Sam Miller; un judío que arremete en contra de los que correctamente denunciamos la pederastia y su encubrimiento en la iglesia y que nos habla de las maravillas (sin fuente que las respalde) que hace la Iglesia Católica en Estados Unidos.  Aparentemente, el daño físico y psicológico causado a miles de miles de niños inocentes alrededor del mundo, puede ser borrado con unos cuántos millones de dólares invertidos en obras benéficas.  Imagínese que se descubriera que en un prestigioso colegio laico de Guatemala, durante años, se han estado violando niños.  También se hace público que el director general, la máxima autoridad de la institución, tuvo conocimiento de tales hechos y que en lugar de actuar correctamente y proteger a las víctimas (los niños), las silenció y protegió a los victimarios (los maestros), en nombre del “bien de la institución”.  Los maestros, en lugar de ser entregados a las autoridades, son enviados a otros colegios con carta de recomendación en mano, en dónde fueron a seguir abusando de menores de edad. ¿Cuál sería su opinión al respecto?  ¿No sería, acaso, exactamente la misma indignación que la comunidad secular ha tomado hacia su santa iglesia?  Me atrevería a decir que incluso se estaría preguntando por qué no está todavía en la cárcel el desgraciado del director.  También creería que cualquier persona que intentara defender tanto al director o al colegio porque han invertido millones de quetzales en becas para niños pobres sería tachado de inmoral y se pondrían en duda sus capacidades mentales. ¿Por qué no es permitido entonces criticar a la iglesia y a los fieles que la defienden? ¿Por qué la falta de autocrítica? ¿No hay aquí un doble estándar y una miopía moral causada por las convicciones religiosas?

Con estos ejemplos, se hace evidente que ni Dios, ni Jesús, ni Juan Pablo II, ni Benedicto XVI son buenos árbitros de lo que es bueno y lo que es malo, y que el ser creyente religioso no es ninguna garantía de sabiduría moral.  Regresando a Sócrates, ¿qué hay, entonces, de la segunda opción: Dios dice que algo es bueno, porque de hecho es bueno? Esto suena mucho mejor. Sócrates sigue razonando y señalando las incómodas implicaciones que esto tiene: entonces la fuente de la bondad no puede ser, de ninguna manera, Dios.  Dios, si existe, únicamente es un mensajero, y uno no muy eficiente, por lo que podemos observar.  La preocupación de muchos está en que esta opción, a pesar de ser la correcta, todavía no nos dice nada sobre qué es exactamente lo que hace que ciertos actos sean buenos y tampoco nos ayuda en nuestros juicios morales.  Esta preocupación, si bien es válida, creo que omite muchas cosas que sí conocemos sobre el bien y el mal.  Es obvio que quienes rechazan los pasajes bíblicos que nos incitan al odio y a la violencia, pero que siguen los que nos inspiran amor hacia nuestros semejantes (Juan 13:34) lo hacen siguiendo su propio juicio moral.  No necesitan de ningún libro que les haya enseñado que matar a un niño por contestar mal a sus padres es aberrante y que el amar a la humanidad es admirable porque la moralidad viene de afuera del libro, no de sus páginas.  Así que ¿para qué nos sirve involucrar a Dios?  Yo diría que únicamente para agregar confusión innecesaria que resulta en sufrimiento innecesario.

Sócrates, siempre modesto, no pretendió conocer la respuesta a sus propias preguntas concernientes a la fuente de la moralidad. El patrón de sus preguntas, en cambio, indica que sea lo que sea que hace que algo sea bueno o malo está en la naturaleza humana y en la sociedad que construímos, no en la naturaleza de los dioses que inventamos.  Paremos ya, entonces, de seguir basando nuestros juicios morales en libros antiguos escritos por gente ignorante que no gozaba de la sabiduría de un Sócrates que aclarara sus pensamientos ni mucho menos de todo el conocimiento que tenemos del Universo y de la naturaleza humana a través de las ciencias.  Hagamos el bien por el simple gusto de actuar correctamente, no porque nos van a premiar después de la muerte.  No causemos dolor, angustia ni sufrimiento a otras personas por el simple hecho de que sabemos lo que se siente, no por miedo al castigo eterno.  Eso es lo que hacemos los ateos.

El ateísmo es sólo el comienzo; ahora es tiempo de contestar las preguntas difíciles.

Oscar G. Pineda

Oscar es un mamífero bípedo, de la especie Homo sapiens. Disfruta observando extrañas y repetitivas manchas en pedazos de papel, y oyendo a personas de acento raro hablar de peces con patas saliendo del mar; usando palabras raras como ‘qualia’ o números con muchos, muchos ceros. Tuvo la loca idea de dedicar su vida a hacer lo que le gusta, así que ahora está estudiando filosofía en la universidad y ciencia en su tiempo libre. Así se siente a gusto, cuestionando todo; hasta lo que “no se debe cuestionar”. Ah, y odia escribir sobre él mismo en tercera persona.

12 Comments

  • Reply April 19, 2011

    Roberto Ríos

    Oscar, me parece que tus argumentos son mucho mejores que los de Harris para explicar que no se requiere a ningún dios para tener moral.

    Sólo para contestarle a ese Sr. Valenzuela, diré que si se hace una encuesta en las cárceles, se descubrirá que el 99.99% de los reos son creyentes.

    Mi teoría es que la gran mayoría de los obispos y cardenales alguna vez cometieron actos de pedofilia. Esa es la única razón que alguien tendría para no escandalizarse y denunciar a los curas pederastas. Si los supuestos paladines de la moralidad no se inmutan al saber que sus afiliados están cometiendo esa clase de abusos y encima los encubren, es porque algun superior de ellos así lo hizo cuando ellos mismos cometieron tales crímenes.

    Los líderes religiosos son los más grandes hipócritas que nuestra sociedad ha tenido que soportar.

  • Reply April 20, 2011

    carlos

    Hay que entender que la religión fue concebida como una manera de gobernar a la gente sin que esta se diera cuenta de que estaban siendo dirigidas exactamente como x emperador lo deseaba… (matrixstyle) y se enraizo tanto en la cultura que se volvio ella; si no miremos alrededor en estas fechas la gente golpenadose el pecho creyendo que cargando estatuas van a aliviar su conciencia.

    Los seres humanos somos lo bastante fuertes para no necesitar dioses que les digan como comportarse o como dirigir sus vidas y por lo tanto nuestro destino. Espacios como este no buscan confrontación religiosa porque simplemente conforme pase el tiempo ira cayendo por si misma.

  • Reply April 20, 2011

    Sergio

    Lo bueno es que aun siendo ateos creemos en Dios, 🙂

    si no, no tendríamos necesidad de hacer tanta discucion por mismo topic.

    • Reply April 20, 2011

      Admin

      Sergio, la necesidad de discutir “el mismo topic” es porque vivimos en un país en el que la mayoría de sus habitantes son religiosos y existen bastantes que son fundamentalistas recalcitrantes. Es básicamente una forma de decirle a muchas personas que piensan igual que nosotros que no están solas.

  • Reply April 22, 2011

    Fernando Garcia

    Felicitaciones por la pagina, finalmente en Guatemala se esta pensando y razonando lo malo que han sido las religiones en la historia, son mas de cinco mil años de yugo religioso sobre las personas, ahora esperemos un nuevo amanecer sin matar para establecer que cual Dios es el verdadero y cual es el falso. Creo con esparanza que algun dia termine la peste de las religiones en el mundo y el hombre se haga responsable de sus actos y no hecharle la culpa a seres imaginarios.
    Que buena pelicula la de Agora. Saludos. INTREPIDO.

    • Reply May 2, 2011

      Admin

      Muchas gracias Fernando, sigamos promoviendo el Humanismo Secular en Guatemala.

  • […] la naturaleza humana para buscar el bienestar de los seres humanos, no en creencias sobrenaturales. La ética religiosa, por el otro lado, no se conciernen con el bienestar de los seres humanos: se conciernen, como […]

  • Reply July 31, 2011

    Ana Ilian

    Acabo de encontrar esta pagina y realmente siento alivio al encontrar a mas personas con mis mismas convicciones. Lamentablemente para los demas si expresas este tipo de ideas eres loco, blasfemo o demonio…

    • Reply July 31, 2011

      Admin

      Muchas gracias Ana, botar esos prejuicios ridículos es precisamente uno de los objetivos pricipales de este espacio. También buscamos que sea un espacio para que los guatemaltecos que piensan como tú y como yo podamos compartir nuestra visión del mundo y conocer más gente afín al tema.

  • Reply November 14, 2011

    Ed

    Están obsesionados, no soyc cristiano pero tu pagina de “hate” encubierta es bastante peculiar y porque son tan hipócritas de decir lo mismo y lo mismo y lo mismo cuando sus convicciones viven de sus rivales cristianos, muy triste su vida eh?…

    • Reply November 14, 2011

      Admin

      Te equivocas, “Ed”, no somos “rivales” de nadie, ni siquiera de los cristianos más fundamentalistas. Simplemente creemos que la fe no es algo bueno y que debe de desaparecer de la esfera pública. Es decir, que cada quien crea lo que se le venga en gana, pero en privado. Que alguien quiera gobernar nuestro país de acuerdo al libro mitológico de su predilección es algo que no estamos dispuestos a tolerar. La única cosa que esta página odia fervientemente es la estupidez humana.

    • Reply November 14, 2011

      Victor

      No estamos obsesionados. Estamos cansados de ver “lo mismo y lo mismo y lo mismo” no sólo en nuestro diario vivir en Guatemala sino hasta en las redes sociales y demás rincones del internet. El opinar en contra de algo es parte de un argumento válido, comprobable y refutable para el crecimiento en conocimiento, de ninguna manera es por “odio” hacia los que creen en deidades. A medida que compartimos y adquirimos ese nuevo conocimiento nuestra vida obtiene un sentido más amplio y enriquecedor. Lo triste es tener que ver que la gente se conforma con la ignorancia y se hace la víctima luego de tirar las piedras al aire.

      Aunque estoy seguro que esta clase de respuestas van a ser bastante comunes debido a que este es solo el principio de un movimiento en favor del cambio a una Guatemala más libre.

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