En una publicación anterior escribí sobre la hipocresía de los cristianos al querer cumplir al pie de la letra lo que dice Levítico 18 sobre los homosexuales e ignorar otros “mandatos” como el tener esclavos, no sembrar dos tipos diferentes de semillas en el mismo terreno, no comer mariscos, no usar ropa tejida con dos materiales diferentes, tratar a las mujeres como ciudadanos de tercera clase y otras cosas igual de absurdas. En esa ocasión dije que nadie ve estas cosas como buenas o “sabias”, pero lamento tener que admitir que estoy equivocado. Un amigo encontró esto hoy entre los comentarios de un artículo de Prensa Libre, y lo compartió conmigo:
Yo también me opongo a la candidatura de Sandra Torres, pero les aseguro que mi oposición no tiene absolutamente nada que ver con el hecho de que sea mujer. La mayoría de cristianos que leen algo semejante dirían que este “jerardo reynoso (sic)” no representa al “espíritu del cristianismo” o que “Jesús jamás estaría de acuerdo” con este tipo de comentarios misóginos. Me parece excelente que reconozcan lo deleznable de estos pensamientos, pero el problema es que están totalmente equivocados al decir que no encuentran ningún eco en la fiolosofía del cristianismo. 1era de Timoteo 2:11-14 dice:
11 Que la mujer aprenda en silencio y con toda sujeción, 12 pues no permito que la mujer enseñe ni ejerza dominio sobre el hombre, sino que guarde silencio. 13 Porque primero fue formado Adán, y después Eva; 14 y el engañado no fue Adán, sino que la mujer, al ser engañada, incurrió en transgresión.
Vale la pena recalcar que esto está extraído del Nuevo Testamento, no del Antiguo, que muchos cristianos tienen excusas listas para ignorar. Si en estos días por fin se está reconociendo la igualdad de género, no es gracias a la Biblia, sino al secularismo, que no acude a la religión para cimentar la moralidad, sino a la ciencia, a la razón y al bien común. Las mujeres también jugaron un papel muy importante, uniéndose para que sus derechos fueran respetados. La Biblia puede tener uno que otro buen consejo, pero también tiene cosas repudiables. Ya es hora que se deje de acudir a tan mal libro para saber cómo actuar.