Por enésima vez…la ciencia NO apoya su homofobia.

El día de ayer se publicó un artículo en Siglo XXI, llamado Homosexualidad y la sociedad, escrito por José Camacho. Es un claro ejemplo de dos cosas para las cuales no tengo tolerancia. Una, es la promoción de odio y discriminación desde posiciones de influencia. La otra es el mal uso de la ciencia para apoyar posturas de odio y de intolerancia. Veamos lo que dice Camacho:

Frecuentemente nos encontramos en Internet y en medios locales, promoción de algún “lobby gay”. En algunos países esa “ingeniería social” ha caído en un fuerte ataque a la libertad de pensamiento y a los valores que constituyen nuestra cultura.
Podría pensarse que tuviera alguna justificación tal campaña si se persiguiera o castigara de algún modo el ser gay. Pero están a la vista homosexuales que han tenido importantes puestos y han desarrollado su actividad como cualquier otra persona, sin que haya interferido para nada su vida privada; como debe ser. La vida privada, mientras se mantenga como tal, es parte de la intimidad que debe ser respetada.
Sin duda la sociedad debe proteger legalmente a las personas y los bienes, con leyes que garantizan su respeto, independientemente de su identidad sexual. Y si dos homosexuales quieren vivir en común y asociar sus bienes, hay leyes a las que puede apelar sin necesidad de instituir leyes particulares que, además, entorpecerían el bien común. Es éste el caso del llamado matrimonio gay: hay que partir de lo que las cosas son. El matrimonio es parte del programa de la naturaleza para que funcione la sociedad. Querer llamar matrimonio a la unión homosexual confunde a todos, porque presenta como matrimonio a algo que no lo es, aparte de la comprobada inestabilidad de esas uniones homosexuales: que no son matrimonio.
Y no debemos olvidar que las leyes civiles configuran la vida social pero, además, influyen en cómo las nuevas generaciones valorarán los comportamientos. Equiparar las uniones homosexuales al matrimonio desvalorizaría la institución matrimonial, patrimonio común de la humanidad.
Además la ciencia dice que la homosexualidad se cura. Así dice el Dr. Richard Cohen, de la Universidad de Filadelfia, autor del exitoso libro Comprender y sanar la homosexualidad. Se define como un exgay que tiene la clave para corregir esa tendencia. Su libro, un éxito editorial, tuvo que retirarlo de una librería de Madrid (diciembre 2011), tras protestas gais. Él sostiene: “Yo creo en el derecho del cliente a la autodeterminación y libre albedrío. Si alguien quiere vivir una vida gay, lo respeto. Y si alguien quiere cambiar de gay a heterosexual, también lo respeto”. Expone su caso:Hoy en día muchos dicen que no es posible salir de la homosexualidad. Eso es, sencillamente, un mito, porque el cambio es posible. No sólo luché con mis inclinaciones homosexuales no deseadas, sino que también tuve que luchar igualmente buscando profesionales que comprendieran mi condición y supieran cómo ayudarme para que me curara”. A los homosexuales hay que respetarles y ayudarles. Lo malo no es tanto ser gay, sino estar “orgulloso” de ello: entonces no hay punto de retorno.
Hay que romper tabúes. El tabú es algo falso, con algo de verdad, y expresado de forma histérica. En muchas polémicas, a menor dosis de razón mayor dosis de histerismo. Y contra eso, el único instrumento eficaz consiste en repetir la verdad una y otra vez. No nos cansemos: la verdad puede siempre más y… es mejor para todos.

¿El matrimonio es parte del “programa de la naturaleza” para que funcione la sociedad?

¿La ciencia dice que la homosexualidad se cura?

Estas y otras mentiras son tan comunes en el discurso de los homofóbicos, que me tomé la molestia de escribir una extensa refutación hace unos meses, en ocasión del despliegue de homofobia, de intolerancia y de servilismo que fue el foro de la CEG sobre sexualidad. No hay necesidad de redundar aquí. Si le interesa, puede accesarla y leerla haciendo click aquí. También leí con bastante agrado las excelentes respuestas de un usuario identificado con el nombre ‘Juan Diéguez’ en la página de Siglo XXI en donde fue publicado el artículo de Camacho. Vale la pena leerlas todas.

Cada quién tiene derecho a crearse su propia opinión y de hacerla pública, si así lo quiere, más no a crearse sus propios hechos, para luego ser promovidos como verdades.

 

Oscar G. Pineda

Oscar es un mamífero bípedo, de la especie Homo sapiens. Disfruta observando extrañas y repetitivas manchas en pedazos de papel, y oyendo a personas de acento raro hablar de peces con patas saliendo del mar; usando palabras raras como ‘qualia’ o números con muchos, muchos ceros. Tuvo la loca idea de dedicar su vida a hacer lo que le gusta, así que ahora está estudiando filosofía en la universidad y ciencia en su tiempo libre. Así se siente a gusto, cuestionando todo; hasta lo que “no se debe cuestionar”. Ah, y odia escribir sobre él mismo en tercera persona.

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