Si usted tiene creencias religiosas, por favor no lea esto

No es saludable estar bien adaptado a una sociedad profundamente enferma.
 Jiddu Krishnamurti

Originalmente este artículo llevaría alguno de los siguientes títulos: Creencias religiosas y otras escatologías; La normalidad de un mundo enloquecido; El poder del conformismo gregario, y otros más altisonantes. Sin embargo, aludiendo al epíritu morboso de ésta época, y más precisamente a esta realidad guatemalteca, plagada de telenovelas mexicanas, de lloronas fervientes en la madrugada de los lavaderos municipales, de diarios que muestran todos los días cuerpos abatidos por las balas o el filo del cuchillo, por no mencionar que hay cuchillos más afilados y gigantes que son manejados desde la estructura del Estado, como lo son la precariedad de todos los hospitales nacionales, este mundo lleno de champas con televisión por cable pero sin acceso al agua, de basureros con cadaveres, de colonias llenas de rejas, candados y puertas por todos lados, y por supuesto de miles de iglesias en contraste con las contadas bibliotecas. Desde ahí situado, en esa realidad, es imprescindible hablar de una enfermedad cancerígena para las utopías de pueblos como el nuestro: el fanatismo religioso.

Para abordar el tema considero necesario decir que para pensar libremente es necesario antes contar con libertad, al menos libertad de pensamiento, o llámese de otra manera: honestidad intelectual o mente abierta. Y a partir de eso definir qué cosa es el fanatismo religioso. El cual lo entiendo como aquella actitud desbordada y extrema por creer o poner en práctica hacia uno mismo o los otros, la obediencia y postergación de dogmas religiosos.

Se dice que un dogma es una verdad incuestionable, sin embargo, ¿cómo se llega a una verdad? Precisamente poniéndo en duda un determinado pensamiento, poniéndolo a prueba, buscando grietas en esa dura piedra que son los dogmas y observar si resiste al pensamiento racional. En este punto es necesario aclarar algo, y es que (parafraseando a Carl Sagan) a un creyente no se le puede convencer de de nada contrario a su religión, por la sencilla razón que su pensamiento no está basado en hechos o razones, sino en una profunda necesidad de creer. Por este simple hecho humano, es que yo considero nocivo al fanatismo religioso y quizá más lejos, dependiendo del caso, al pensamiento religioso en general.

El asunto aquí es que si desde pequeños la cultura, nos comienza a configurar según preceptos incuestionables, la sociedad comenzará a crecer pensando que de hecho, existen tales verdades inmutables, llámese como las llamó Platón: ideas eternas; o como las llamó Freud: super ego. Tales modelos crecen con nosotros y nos van deformando por dentro, infectando la libertad de pensamiento, que es uno de los fundamentos del pensamiento científico que ha permitido a la humanidad llegar a Marte o en la vida cotidiana a ya no morir por lombrices, mismo pensamiento que permitió a los cazadores prehistóricos ser expertos en rastreo de animales, en la lectura de la posición de las estrellas y el cambio de las estaciones, simple observación libre, ya sea que las conclusiones de dichas observaciones no siempre fueran las correctas, pero el asunto es que por principio eran libres.

Poco a poco ese es el camino que nos ha permitido conocer la realidad y hacer un mundo. Démonos cuenta, tomamos agua potable en la gran mayoría de los casos, tenemos acceso a vacunas, a electricidad, etc. Estas tres cosas, tan básicas, que si bien en nuestro país aún no se cumplen a totalidad, ni las soñaron los reyes más poderosos del medievo, así tuvieran un trono hecho de oro y joyas, morían aún por varicela, o como le sucedió a Europa con la peste negra. Cuestión que ya no vemos porque hubo un Pasteur observador libre que experimentó con cepas del reino fungi y bienvenidos los antibióticos. Sin esa libertad fundamental la sociedad le está cortando las manos a los niños que serán los postergadores y mejoradores de lo actual, del reino de lo real, cambiándolo por un mundo basado en entes imaginarios.

El fanatismo religioso no sólo abarca a lo que sucede dentro de un templo, sinagoga, iglesia, salones del reino, etc. sino sale, luego del servicio religioso, instalado dentro de nosotros, en la ética individual, como una sombra que nos vigila constantemente, exactamente como el super ego freudiano. En mi conocer (dado que no conozco de primera mano otras religiones que quizá sean más fanáticas) el pensamiento fanático en Guatemala se encuentra entre los Cristianos Evangélicos, los Católicos Carismáticos, los Testigos de Jehová y los Mormones, que llegan a extremos alarmantes de “hacer desmayar a la gente” en grupos, de hablar en un lenguaje ininteligible para cualquiera “menos para su dios”, decirles a los niños que si no se portan bien irán a dar al infierno. ¡Señores por favor! Eso se llama abuso infantil y debería ser tipificado en la ley al mismo nivel que la violencia física. Esto representa un daño psicológico serio y la gente lo ve tan “normal” que se escucha en la calle, en la vecindad cuando la mamá regaña al niño.

Se imagina usted en la mente de un pequeño, recibiendo esa verborrea que existe un señor que nadie ve en el cielo, que todo lo ve sin embargo, incluso lo que piensa y lo que va a hacer, y que si no se porta bien, que si no es obediente, irá a dar a un lago de fuego, oscuro, caliente, con todos los peores pecadores del mundo, que Satanás presto lo hará pasar los peores tormentos… y sin embargo ese dios es maravilloso y nos ama. Es una gigantesca contradicción dentro de los mismos dogmas. Esos niños pueden llegar a creer que el mundo no se puede cambiar, que se debe obedecer a la autoridad (cualquiera que sea), y que sobre todo si se llega a incumplir con dichas creencias, les espera una eternidad de sufrimiento. El niño que no aprende a poner en duda lo que le dicen está condenado y atado en su vida adulta, programado a seguir al rebaño y balar como sus otros hermanos y a decir en un canto sincronizado: amén, a todo lo que le pidan que diga amén.

Está también la falsedad de muchos cristianos evangélicos, sobre todo esos que promueven la teología de la prosperidad (económica por supuesto), con el descaro de decir que Jesús no era pobre, sino rico porque usaba lino, y el lino es fino, que los reyes magos le llevaron, oro, incienso y mirra, elementos muy valiosos, con la desfachatez de decir que si ellos son prosperos es porque Dios así lo quiere, y todos los fieles, como ovejas obedientes, balan al ritmo de un amén cantado y aseguran que el señor de traje y corbata que les lee un libro lleno de disparates tiene una gran bendición sobre su cabeza.

Están estos otros, los testigos de Jehová que llevan prediciendo el fin del mundo desde 1914  y el mundo no se acabó, pero ellos aseguran que Jesús vino, pero invisible. Está de más decir que todas estas religiones, niegan a pies juntillas el hecho de la evolución de todos los organismos vivos y—por supuesto que el hombre ni por asomo tuvo primates como ancestros—siguen en la creencia de ser hijos de dios y no de la tierra.

Están los mormones, por ejemplo, con su libro en el que aparecen láminas de un Jesús rubio con todo el parecido a Charlton Heston en los Diez Mandamientos lleno de luz en el rostro y a unos aborígenes americanos con prendas muy parecidas a Levi’s. Curiosamente, al preguntarle a un par de misioneros (tuve la oportunidad de conversar con dos misioneros por 4 domingos seguidos) sobre esa falsedad, simplemente aseguran que es una interpretación, cuando por todos, debería ser conocido que Jesús, debió ser moreno, por el sitio dónde vivió. Cómo diría el dicho, el león juzga por su condición.

Y es que hay que tener en cuenta que la gente no lee la Biblia así, la lee y quiere creer que lo que dice ahí es tal cual, no más ni menos, y aquellos que no lo hacen así, esperan a que su pastor o guía religioso se la explique.

Una muestra de una idea espantosa aparece en 2 NEFI 5:20-21:

Por tanto, se cumplió la palabra que el Señor me habló, diciendo: Por cuanto ellos “no quieren escuchar tus palabras, serán separados de la presencia del Señor. Y he aquí, fueron separados de su presencia.
Y él había hecho caer la maldición sobre ellos, sí, una penosa maldición, a causa de su iniquidad. Porque he aquí, habían endurecido sus corazones contra él, de modo que se habían vuelto como un pedernal, por tanto, ya que eran blancos y sumamente bellos y deleitables, el Señor Dios hizo que los cubriese una piel de color obscuro, para que no atrajeran a los de mi pueblo.

Luego de leer estas pocas líneas, es para quedarse con la boca abierta ante semejante racismo. Una muestra muy eficaz de cómo incluso se justifica la belleza y la fealdad e incluso la ociosidad, como aparece en el mismo texto en tres versículos más adelante.

Para concluir con los ejemplos ilustrativos están los Cristianos Carismáticos que adoran o veneran a una Vírgen madre, sin darse cuenta quizá, que la antigüedad cuenta con similitudes copiadas e integradas luego al cristianismo; tal es el caso de Isis.

Un hecho que resalta entre tantos otros, es que la incómoda verdad sobre la concepción virginal de Jesús no aparece ni en el evangelio de Marcos, ni Juan, ni en ninguna de las epistolas de Pablo. Yo no imagino a un biógrafo de un personaje como Jesús pasando por alto un hecho de esta categoría. (1)

Bien, hasta ahí los ejemplos indignantes que estas religiones por medio de algunos fanáticos promueven. ¿Cómo puede todo un pueblo progresar como sociedad, como una comunidad con semejantes “verdades”, con estos dogmas inamovibles? Piense usted, cuantas bibliotecas hay y cuantas iglesias pululan por doquier. Si este pueblo no conserva una de las últimas libertades que puede poseer, seremos los protagonistas de un naufragio en el cual metidos todos en el mismo barco, la mayoría le da martillazos al casco para hundirlo y la otra gran mayoría mira con respeto y veneración a quienes quieren hundirnos a todos. Aquí es donde cobra sentido la cita del epígrafe y vale preguntarse: ¿Qué tan adaptado estoy a la sociedad en la que vivo? ¿Qué pasaría si cuestiono, o cuando menos, me siento a pensar en determinada verdad que me han dicho, pero que no me consta? ¿Generan mis creencias un mundo más tolerante, un reconocimiento del Otro sin importar que piense distinto? Preguntar y dudar siempre será valioso en un mundo amurallado por rejas invisibles, dogmas recien pintados pero apolillados por dentro.

Realmente no parece extraño que en una sociedad como la nuestra, en dónde la muerte deambula con sucursales en taxis, camionetas, carros, en el semáforo, etc. El pensamiento fanático religioso tenga fortaleza, porque en apariencia las religiones, brindan venden esperanza y fortaleza para soportar el día a día. Éstas iglesias en general, me aparecen como una especie de sanatorios de desintoxicación cuya cura es una amnesia y una anestesia en contra del dolor con el que el mundo en el que vivimos nos castiga.

Por supuesto, no sería extraño que a respuesta de este pequeño texto, sea de nuevo señalado de irme a lamer piedras de azufre con Satanás, pero ello refleja hasta dónde éstas ideas generan intolerancia hacia el otro. Pero ojo, que nadie debe tolerar la ignorancia, ni la falsedad, ni el conformismo gregario. Eso equivale a decir que el mundo está bien como está y así que se quede. Incluso el más fanático estará de acuerdo conmigo en que este mundo está enfermo, enfermo de normalidad, porque ya todos estamos infectados con la violencia diaria, con la televisión estupidizadora de la conciencia, con gente privada del mundo y pendiente de amigos virtuales.

Es fundamental que nuestros hijos sean nuestros primeros detractores, no es necesario subir la voz, mandar a callar la boca, ni decir que una pregunta es estúpida, basta con mejorar los argumentos. Si sus mentes son libres de pensar en el mundo serán libres de actuar y eso para cualquier sociedad reprimida es peligroso, pero sobre todo para quien ostenta el poder; y liberador para quienes finalmente despiertan de ese sueño dogmático y sueltan las cadenas que creían los sujetaban. Un pueblo culto tendrá paz y la religión podría terminar siendo una tradición pero no un configurador de conciencia. Nosotros mismos tenemos esa decisión, si dejarnos llevar como ovejas obedientes al matadero de la voluntad o asumir los riesgos que tiene la preciada libertad.

Referencias:

  1. IDEAS, Historia intelectual de la Humanidad, de Peter Watson pg. 264; La Biblia en los libros mencionados.

Jaime R. C. Letona

Hormiga curiosa que estudió Ingeniería Electrónica, pero al no hacerlo feliz se decidió por la Filosofía. Actualmente se desempeña como informático de Redes y Comunicaciones y eventualmente publica en Revista Universidad de San Carlos. Interesado en divulgación científica, filosófica e histórica como una manera de destruir ídolos y contruir ideales, basados en—qué mejor que—en la realidad concreta.

5 Comments

  • Reply March 27, 2013

    Alexis Burgos

    Me gustó mucho tu post. Claramente yo no soy ningún religioso y entretanto siempre he estado en contra de la misma debido al engaño que promueve y divulga sin censuras. Algo que me llamó mucho a la reflexión de lo que escribes es que la misma creencia arraigada e inútil de que debe haber un dios que quiere que todas las cosas pasen a como van, son las causantes de que las grandes mentes se queden dormidas y no propongan soluciones, ni mucho menos las busquen. Mi interés primordial ha sido siempre la mente humana y está claro para mi que las creencias (principalmente la judeocristiana), son las culpables de muchas de las fobias, ansiedades y depresiones de los adultos en la actualidad. Felicidades, es bueno saber que hay varios que pensamos diferente.

    • Reply March 27, 2013

      Oscar G. Pineda

      Si quieres recibir updates frecuentes del sitio y saber cuando haya nuevas entradas, puedes suscribirte utilizando la barra que aparece en la parte supeiror del sitio. ¡Saludos!

  • Reply March 28, 2013

    Jaime R. C. Letona

    Gracias por comentar Alexis, algo que no comenté es que estas religiones, como algunas otras, adolescen del antropocentrismo más abyecto, lo cual ya es irritante para cualquier persona de mente abierta. Sin embargo es de gran gusto para mi que un completo extraño se tome la molestia de escribir un comentario y coincidir en los puntos centrales.
    Saludos y éxitos.

  • Reply April 26, 2013

    Juan Callejas

    Interesante que los que se jactan de “tolerantes” son los más intolerantes de todos…especialmente con los creyentes y particularmente con los cristianos.

  • Reply May 3, 2013

    alexpot

    Interesante tu punto de vista, me agrado mucho y disfrute de una muy buena lectura (Y)

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